El olor de la chirimoya
Ya está a la venta la primera novela del escritor y periodista Jesús Toral Fernández. No es solo que el autor tenga raíces otiveñas, sino que además su obra se inspira en la historia de sus antepasados, en unos tiempos difíciles donde el mero hecho de vivir ya era un logro.
Próximamente disfrutaremos con la presentación pública del libro en el Ayuntamiento. De momento, aquí podrán ver una entrevista en "Granada Hoy", la sinopsis y la portada. ¡Que lo disfruten!
SINOPSIS
Estamos a finales del siglo XX cuando conocemos a María, una mujer anciana, ciega y que vive sola la terrible experiencia de perder a su único hijo. A partir de ahí, María, mi tía, comienza a relatarme una historia que le ha carcomido por dentro desde que era una niña: la de su padre, o sea, mi abuelo Cristóbal. La injusticia que vivió por el capricho de un alcalde corrupto sólo la conocieron los hermanos más mayores de la familia y durante muchos años fue una historia silenciada que María y su hermano Andrés nos contaban a sus hijos y sobrinos en la oscuridad de la noche y con las puertas cerradas, como si todavía tuviera la capacidad de levantar ampollas en algunas familias cercanas. La novela es la narración de esa iniquidad partiendo del nacimiento de mi abuelo Cristóbal, justo en unos años en los que el sistema caciquil estaba en su auge en Otívar, en plena serranía tropical, a través de un cruel Marquesado que tenía subyugada a toda la población. Tanto es así, que el pueblo entero, como Ovejuna, conspiró para acabar con quien estaba al frente del mismo. La historia de mis abuelos vista a través de los ojos de mi tía en el ocaso de una dura vida no es más difícil ni menos difícil seguramente que la del resto de las familias. Sin embargo, de alguna manera me he visto obligado a contarla, porque es la mía, para que el viento no la borre con los años y mis hijos y mis sobrinos y mis primos y sus descendientes sepan que proceden de una familia humilde, honrada y especial. La historia se convierte en un homenaje a todos nuestros abuelos y sus padres, remanentes del entornos rurales, en una época en la que sus voces apenas podían oírse porque nadie se hacía eco de ellas. Trabajaron duro, lucharon por sus familias y, gracias a ellos, estamos todos aquí tal y como estamos. Muchas veces, por desgracia, se nos olvida.